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Silencios queridos

Estoy cansado de pelear por causas sin sentido.

Hastiado de luchar por recuperar lo perdido.

¿Para qué?

¿Para sentirte bien?

¿Para pensar que puedes dormir tranquilo?

Creer que esta vez iba a ser distinta a todas las anteriores,

tal vez podría volver a escribir mi destino...

Joder, killo... parece mentira que vuelvas a caer en el mismo camino.

Es cierto...,

no sé jugar a las adivinanzas,

si me dijeras tu verdad todo sería distinto.

No me sirve escuchar que no sabes que pasa,

cuando los dos sabemos que son dudas de aquello que has sufrido.

Pero eres cobarde,

sí..., así te lo digo.

Te escondes en tu caparazón para no hablar,

para rumiar todo lo comido.

Cojonudo.

Ssshhiii...

NO HABLES,

NO DIGAS NADA.

NO HACE FALTA.

LO VEO EN TUS OJOS.

LO NOTO EN TUS ABRAZOS.

SÓLO DESNÚDATE,

DESPACIO...

Y VEN, MÉTETE EN CAMA,

A MI LADO.

BÉSAME.

DEJA QUE RECORRA TODO TU CUERPO CON MIS MANOS,

QUE ACARIE TU PIEL,

QUE ABSORBA CADA FLUIDO DE TU POROS.

QUE TU PERFUME VIOLETA SE META EN MI MEMORIA,

QUE ME IMPEGNE.

HACE TANTO TIEMPO...

Y NO,

NO LLORES.

NI PIDAS PERDÓN.

NO HAY NADA QUE PERDONAR,

Y SÍ MUCHO QUE AGRADECER.

SÓLO DEJA QUE TE HAGA EL AMOR,

SIN PRISAS, DESPACIO,

MIENTRAS NOS ILUMINAN LAS ESTRELLAS.

 

POR FIN

HE ESTRENADO MI AGENDA DEL AÑO 2007.

ESCRIBÍ CON LETRAS MUY, MUY GRANDES:

 

3 DE ENERO. Sta. GENOVEVA

 

 

VACACIONES

 

 

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar"

Antonio Machado (1875-1939); poeta español "Generación del 98"

 

Tranquilo majete...

Lo que no pase en un hotel

no pasa en ningún otro sitio,

eso es algo que tengo clarísimo

desde hace mucho tiempo.

La tranquilidad de un domingo

a mediodía

rota con una llamada de teléfono,

rota por un gracioso

que llama

para avisar de la colocación

de una bomba

en el interior del hotel

y ...

su inminente detonación.

Un guardia de seguridad

despedido.

Un cliente en busca y captura.

Despliegue policial,

interrogatorios,

perros olisqueando por todas partes…

¡Nada de bombas! 

Nada que haga sospechar

de artefacto alguno en ninguna parte.

Nada de nada. 

Esperemos un ratito

a ver si explota

y luego nos vamos.

Tranquilo majete,

no vamos a desalojar el establecimiento,

no de momento.

Curioso. 

¿Y si hubiese explotado? 

Y todo en mi día de guardia.

UUUHHHH!!!!

 Hoy me he enterado que le doy miedo a la gente.

Bueno, a ver, aclaremos un poco las cosas, me he enterado que a una persona le he dado miedo. A una, por lo menos...

De charla con algunos de mis compañeros, una de ellas  me dijo que el día que vino para hacer la entrevista de trabajo y me vio llegar, le di miedo. Cuando te acercaste, te vi tan alto y tan serio… que me moría de miedo, pensé que ese  sería el peor trago que iba a pasar en mi vida.

Y a mi...pués, me dio la risa.

Recordé el día de su entrevista. Yo ya estaba cansado y lo primero que  le pedí fue que me hablara un poco de lo que ponía en su currículum, de las cosas que le interesaban y… ella me preguntó si me lo decía en inglés o en francés….

Joder…!!! En español… señorita, si no le importa.

Lo que es la vida, ella con miedo y yo aburrido de ver a gente y más gente que apenas me aportaba nada. Ella nerviosa y yo con la sensación de estar perdiendo la mañana.

¿Será que a las otras también les daba miedo?

¿De verdad le daré miedo a la gente?

¿Soy un pequeño monstruo?

¿Sabes...?

 

 

Anoche no daba conciliado el sueño,

empecé a temblar

pensando

que el olvidado y extinguido insomnio

volvía a jugarme una mala pasada.

Pero no,

temblaba, sí,

pero

tenía frío.

Sí, frío.

Me revolví buscándote.

No quería una manta,

ni tan siquiera me esforcé en abrir el armario;

quería tu amor,

sentir tu piel contra la mía

en ese momento.

 

Lo desee con tanta fuerza

que enseguida entré en calor

y poco a poco fui cerrando los ojos

mientras me hablabas,

como cuando me cuentas un cuento,

y juntos

nos quedamos dormidos…

 

...Hasta mañana.

Goethe...

Tengo que confesar mi debilidad por el escritor alemán.

Revolviendo en el cajón de ofertas de una librería encontré una selección de poesías.

Entre ellas se descubrí esta perla:

LA VIOLETA

Había en el prado una violeta,

anónima y encogida,

una violeta graciosa.

Vino una joven pastora

a paso ligero, animosa.

Venía y venía

por el prado, muy cantora.

Ay, pensó la violeta, si fuera

la flor más bella de la naturaleza.

Si lo fuera un trecho

hasta que la amada me coja

y me aplaste, suave contra su pecho.

¡Ay, si lo fuera

sólo un cuarto de hora!

¡Ay, pero ay! Vino la bella

y en la florecita no se fijó.

Aplastó a la pobre violeta.

Esta murió y, con todo, se alegró:

aunque muera, muero pues

por ella. Por ella

muero a sus pies.

Me voy a dar una jartá...

http://www.festivaldesevilla.com

Una imagen vale más que mil palabras

Pura Ficción

Llevaba una temporada enfrascada en el alcohol y me daba miedo las consecuencias que esto podría acarrearle.

Lo estaba pasando mal, nadie es tan fuerte siempre. Los buenos tiempos no duran mucho cuando la vida aprieta hasta la axifia.

Cuando nos vimos y me lo contó, sólo podía sentir eso que llamamos… envidia. Me dio la impresión de firmeza y saber estar, y yo, a su lado, un viejo guiñapo sucio y arrugado, vapuleado. Por fin había conseguido parte de su sueño. Pero es que los altibajos de la vida no llaman a la puerta, mas bien la tiran abajo y cual torbellino arrasan todo el mobiliario y te dejan en pelotas.

Lo más fácil para olvidar es refugiarte en la bebida, mientras bebes y te dura el punto eres feliz. Pareces feliz. Pero en absoluto eres consciente de la realidad, no te das cuenta de que el mundo sigue girando y a ti lo único que te gira es la cabeza. La puta cabeza que no deja de girar. Y gira, y gira, y gira...

Pura ficción.

Un buen día, charlando, me confesó lo que yo ya había intuido; su descontento, su desgana, su dejadez profesional.

Días después me pidió que la acompañase. Haríamos un viaje. Los dos.

Era fácil, yo sólo tenía que esperar mientras ella iba de entrevista en entrevista conociendo el mercado en el que tenía pensado meterse aún teniendo en cuenta que yo lo conocía bien y no me daba buena espina. Pero tampoco me hizo caso en esto. Lo entendí, sabía que tenía que darse cuenta por si sola.

Pedí unos días en el trabajo a cuenta de mis vacaciones. Volamos a Glasgow. Nos bebimos toda la cerveza que pudimos, pero aún así  no parecía llegarle, estaba nerviosa, ansiosa, aún así… me pidió sexo. ¿Cómo lo haríamos? No podría hacerlo, nunca. Y menos en esas circunstancias. Con los amigos no se folla.- me decía uno que se cepillaba a todos los suyos.- Haz lo que yo digo y no lo que yo hago.- Me replicaba.

Volvimos y me alegré de que no aceptase ninguno de los trabajos que había ido a tantear. No era egoísmo, no es que no quisiera tenerla lejos, realmente aquello no me gustaba y me doy cuenta de que a ella tampoco.

Nos volvimos a ver más tarde y  seguía bebiendo a menudo. Así me lo dijo. Nunca me ha mentido. Tampoco en esto… y es raro. Una noche me invitó a su casa a cenar y tuvimos que comprar un par de botellas de vino por el camino. Las vaciamos  antes de que las puntas de solomillo perdiesen su color rojo encima de la plancha caliente.

Así noche tras noche iban transcurriendo las semanas, yo no podía seguir su ritmo y notaba el rechazo de algunos de sus amigos más conservadores.

Cuando ya empezaba a estar cansado de hablarle, de contarle que experiencias que tienen que ver con el alcohol-depresión nunca han funcionado. Cuando estaba a punto de dejar que se diese el batacazo y fuese consciente de lo horrible de las consecuencias… justo ahí me llamó y me dijo que había visto que por ese camino no llegaría nunca a ser feliz. Me pidió ayuda. Pidió compañía, que no la abandonase. Yo nunca podría hacer eso… sabes que cuentas con todo mi apoyo, cariño y comprensión.

 

Esto me dijo:

“El amor no se paga con el olvido,

ni con el amor sólo;

se paga reflejándolo,

devolviéndolo –cada cual en lo suyo-

la riqueza con la que nos inundó”.

Es de Antonio Gala, creo.

HOY...

... PENSANDO EN ELLA HE NOTADO QUE YA NO ME DUELE.

ES INOCUO, Y ME ALEGRO...

YA NO DUELE NI CUANDO ME INSULTA,

NI CUANDO ME DICE QUE SOY MALA GENTE...

YA NO DUELE, NO.

CREO QUE HE PASADO, DE GOLPE, DOS PÁGINAS DE MI LIBRO PERSONAL;

Y ESTAS PÁGINAS HAN QUEDADO EN BLANCO,

SIN NI TAN SIQUIERA UNA ANOTACIÓN,

SIN MARCAS NI SEÑALES.

YA NADIE VOLVERÁ A ESCRIBIR ALLÍ,

NI YO HA RELEERLAS HE DE VOLVER.

HOY EMPIEZO UN NUEVO CAPÍTULO.

PARECE QUE HACE MUCHO TIEMPO QUE NO LEO NADA NUEVO...

Laxe, A Coruña

Tendría yo unos 14 años cuando conocí a M.

Era verano, principios de agosto y con mi pandilla de verano nos dirigíamos al puerto, como casi todas las noches, con nuestras botellas de vino a granel, sacado del barril del bar de la plaza, el Bar Plaza. La guitarra y muchas ganas de reír y de contarnos todo lo sucedido en el largo invierno nos acompañaban.

Ella, M., un par de años mayor que yo; su hermano S. y el amigo de ambos, F. estaban recién llegados del País Vasco, de Donosti. Habían alquilado por primera vez un apartamento en el lugar y todavía no conocían a nadie y buscaban una cuadrilla para divertirse.

- ¿Dónde podemos tomar una copa y bailar un poco?

- Creo que somos la mejor opción en 20 km. a la redonda.- Explicó alguien...

Y se unieron a nosotros entre risas y besos de presentaciones. Enseguida llamó mi atención. Pelo largo, encaracolado, rubio trigueño, alta y fuerte...

Fue mi primer gran amor.

Duró algunos veranos más y las largas cartas que escribíamos en invierno las enviábamos a diario con los sobres llenos de dibujos.

Hace cinco, seis años, no sé... tal vez más, no estoy seguro; de casualidad supe que se había trasladado a trabajar a Santiago, precisamente en el mismo sector que el mio. Pero ninguno de los dos hicimos nada por vernos de nuevo. No volvimos a mantener contacto desde que ella, un buen día, dejó de venir a veranear a Galicia y las cartas se distanciaron tanto que poco a poco, sin rupturas traumáticas, cada uno voló por su lado. Agur eta maite zaitut. 

 

Sevilla, octubre de 2006, más de veinte años después...

Una llamada de teléfono:

- Dicen que es una llamada muy urgente... ¿Te puedes poner?.- Pregunta la voz de la recepcionista.

- Está bien, pásamela.- Tengo la mala costumbre de coger todas las llamadas sin preguntar de que coño quieren hablar conmigo... pero ese es otro tema.

- Hola, soy M. de P.L. de Santiago... Tengo un problema...

Obviamente no reconocí su voz, pero sí relacioné su nombre y el de su empresa de forma inmediata.

Supe que era ella. Escuché temblando lo que tenía que decir... Es una buena profesional, tengo que reconocer que sabe hacer su trabajo.

No le pude ayudar, si lo hiciese convertiría su problema en el mío. Aún así me identifiqué, le conté quien era... No le costó reconocerme...

Estuvimos charlando un buen rato... me contó y le conté...

Sorprendidos ambos por la casualidad, quedamos en vernos la próxima vez que vuelva a Santiago, la próxima con algo de tiempo... a final de mes, tal vez...

Me gustó, después de tanto tiempo, volver a charlar con ella. Hizo que recordase buenos tiempos vividos en la adolescencia...

Al fin y al cabo...no volví a hablar con nadie de aquella pandilla desde hace...buff.... ¿Qué será de ellos?

Ahora sé, de primera mano, lo pequeño que puede llegar a ser este complicado mundo.

Reanimación

¡Buff! ¿Qué ha pasado? Estoy totalmente perdido.

Hablando por teléfono no soy capaz de encontrar la salida. ¡Lo siento reina, tengo que colgar!

Pronto amanecerá y no tengo ni puta idea de donde me encuentro ni como llegar a mi casa.

¡Joder... tendré que dormir aquí! Pero... ¿Dónde?

Comencé a caminar.

Buscando el mar.

Y lo encontré.

Lo buscaba caminando y lo encontré en sus ojos serenos, en calma, sin oleaje, sin tormentas.

La paz me acompañará en esta travesía, será tranquila. Lo presiento.

Desperté...

Estaba desorientado, sudoroso, inquieto.

Era sólo un sueño.

Pero sus ojos parecían estar allí esperándome. Esperando, tal vez, acariciar mi proa con sus suaves olas.

Simplemente una caricia en el casco me sirvió de alivio.

Un abrazo salado, húmedo, esta vez no de lágrimas, sino de mar... que la brisa suave y cálida se encargó de secar.

Entonces me dejé llevar por el viento. Enseguida recogí velamen y poco a poco fui llegando a puerto.

Sin novedad, sentado tranquilamente con mi vaso de ron, como los mejores piratas, escribo mi bitácora. El viaje no me ha parecido largo pero si intenso. Suspiro por salir. Saltar a tierra firme y buscarla para que me haga feliz.

Miro mar adentro desde popa mientras intento ordenar mi mochila y desde lo alto vuelvo a imaginarme sus ojos.

Azul, sólo veo azul.

Mar.

Pero... Desperté otra vez.

Estoy a punto de volver a casa... la voy a dejar allí, sentada en su roca.

Como tantas otras veces dejaba el mar para volver al interior. Dejaba la arena para encontrar asfalto. Pero aquí hierve, como lo hace mi sangre cuando atraviesa mi corazón.

Miré por última vez, pero no estaba.

Recorrí el océano hasta donde me dejaron mis cansados ojos. Pero no conseguí ver nada.

Recordé momentos durante el retorno al desierto urbano.

Ahora escribo mi bitácora como lo hice aquella noche en sueños.

Y me siento en calma.

Tampoco aquí sopla el viento.

También aquí, tierra adentro, me siento protegido y seguro porque sé que volveré a navegar y no habrá noreste de fuerza cinco ni olas de seis metros imposibles de superar por un pequeño y frágil barco como el mío.

Lo que sigue no es mio,

pero como si lo "fuerese":

 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".


El viento de la noche gira en el cielo y canta.

 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.


En las noches como esta la tuve entre mis brazos,

la besé tantas veces bajo el cielo infinito.

 

Ella me quiso, y a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo, sentir que la he perdido.

 

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

 

Que importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche está estrellada y ella no está conmigo.


 Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

 

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles,

nosotros, los de antes, ya no somos los mismos.

 

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

 

De otro, será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro, sus ojos infinitos.

 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor y tan largo el olvido.

 

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.


Aunque este sea el último dolor que ella me causa.

Y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

 

Pablo Neruda

 

 

 

MURALLAS

MURALLAS

MURALLAS HE LEVANTADO

PARA QUE TÚ NO ME VIESES,

Y EN LAS MURALLAS ABRÍA

TRONERAS POR LAS QUE VERTE.

HACIA ÉL VOY DONDEQUIERA QUE VOY

ME NIEGO A IDENTIFICAR EL AMOR CON LA ALEGRÍA, CON LA FELICIDAD.

¿POR QUÉ LO HACEMOS CUANDO SABEMOS QUE AMAR ES SUFRIR SIEMPRE?

A PESAR DE ESTO NOS SEGUIMOS ENAMORANDO, AÚN SABIENDO QUE ACABAREMOS PERDIENDO A LA PERSONA AMADA. QUE, POR UNA U OTRA CAUSA, CELOS, MENTIRAS, ENGAÑOS, TRAICIONES....LA PERDEREMOS. AÚN SABIENDO ESTO, Y QUE LOS DOLORES DEL AMOR SON CRECEDEROS, ES DECIR, QUE EN CADA NUEVO AMOR DUELEN LOS DOLORES PROCEDENTES DE TODOS LOS ANTERIORES.

LA FELICIDAD, POR EL CONTRARIO, NO SE HEREDA, SE CONCLUYE EN SI MISMA, NO SE MULTIPLICA POR LA FELICIDAD QUE NOS TRAJERON LOS PASADOS AMORES, NI LOS SENTIMIENTOS YA EXTINGUIDOS.

SUFRIMOS SIEMPRE, ¿NO TE DAS CUENTA?

AMAMOS DE FORMA LOCA, ABSURDA MUCHAS VECES, SIEMPRE CIEGA. PERO, AÚN A NUESTRO PESAR, ACABAMOS SUFRIENDO. SIEMPRE HACEMOS SUFRIR A LA PERSONA QUE MÁS QUEREMOS.

EL VACÍO QUE NOS DEJA EL AMOR, EL AMOR SUFRIDO, NOS MUEVE A LA AÑORANZA, A ENGAÑARNOS CREYENDO QUE TUVIMOS NO SÓLO MÁS DE LO QUE AHORA TENEMOS, SINO MÁS DE LO QUE NUNCA TUVIMOS.

QUE EXTRAÑO: NOS CONOCEMOS DE REPENTE, NOS AMAMOS DE TAL MANERA TRES MESES, CUATRO, NO SÉ Y, DE REPENTE TAMBIÉN, NO NOS VOLVEMOS A VER MÁS. ESA QUIETUD QUE SIGUE AL DOLOR DEL AMOR, ESE TEMBLOR, ESA FALTA DE SED ME ESTÁ VOLVIENDO LOCO.

NO SÓLO INFLUYE EL AMOR EN NUESTRA VIDA, LA DETERMINA.

CANSANCIO

 En los últimos dieciocho meses, lo que a mí me atormenta, sinceramente, es el sueño. Estoy totalmente convencido de que si hubiese dormido siempre bien, no habría escrito una línea.

Una millonésima parte

El otro día la llamé para quejarme, egoístamente, de su abandono.

Hacía días que no me llamaba, ni contestaba a mis mensajes, ni respondía a mis correos.

No te preocupes, me consoló, si el teléfono no suena...es que soy yo, que estoy pensando en ti.

Me pareció precioso.

Pasamos la mañana de compras y la tarde en la playa nadando y tostándonos al sol.

Por la noche me invitó a cenar y cuando nos quedamos solos, le serví otra copa de vino.

Mientras bebíamos, seguí hablándole. No me resultó difícil desviar el tema de los antiguos amores al de la vitalidad y a ella misma, objeto de mis desvelos.

Me escuchaba como en éxtasis, con los ojos fijos en los míos y los rojos y carnosos labios entreabiertos. Sus turgentes senos se agitaban bajo su blusa blanca inmaculada, casi transparente y su largo cuello parecía suplicar por el delirio de un beso furtivo.

Me fui acercando lentamente, como si ni siquiera me diese cuenta, como si únicamente me empujara hacia ella una espontánea y no meditada atracción, igual que si aquellos grandes y oscuros ojos me estuviesen hipnotizando. Y cuando estuve próximo a su rostro, en el momento que pude sentir los efluvios húmedos y cálidos de su aliento, la besé delicadamente en los labios.

Fue apenas un roce tímido, fingidamente indeciso; pero me pareció que era exactamente lo que ella esperaba. La estreché entre mis brazos, delicadamente, sin violencia, ceñí su cintura delgada y flexible y volví a besar su boca, ahora con mayor  energía y recreándome más. Mi lengua se abrió paso entre los labios y los dientes y encontró la suya, en la tibia intimidad de su boca, y experimenté la entrega, el abandono de su cuerpo entre mis brazos. Sobre mi pecho noté la dureza de los senos soberbios, el suave contacto de los pezones y entonces mi mano ascendió con lentitud y los acaricié.

Ella suspiró, con los ojos cerrados, y, sin que mis manos dejaran de recorrer aquellos duros pechos, mi boca descendió hasta besar su cuello. Un delirio prolongado estremeció su piel y supe que podía ir más lejos.

Mi mano buscó la entrepierna y el pubis bajo su vientre generoso y plano, mientras pensaba en su entrega final, que se aproximaba.

En aquel momento, en aquel mágico instante, me encontraba a sus pies...

Bien, no precisamente a sus pies, sino encima de su cuerpo espléndido y preparado para recibirme, si voy a ser sincero con vosotros...

CORAZÓN DESTRONADO

 

Sigo bebiendo en la taza naranja con la esperanza de coincidir en un sorbo con la taza azul.

Sigo guardando lo blanco en botella de cristal, más claro...

Sigo paseando con la idea de llevarla de la mano.

Sigo pensando en los momentos en los que nos reíamos, en los que llorábamos, en los que éramos una sola persona.

Sigo caminando, hacia ninguna parte, soñando con la idea de que pronto aparecerá, que vendrá a recogerme.

Sigo buscando el reloj de sol.

Sigo esperando, en vano, una noche más en Compostela.

Sigo, inútilmente, buscando trescientas palabras para explicar lo inexplicable.

Sigo tremendamente lejos.